Luzaide - Valcarlos

Bandidos y pastores, guerreros y peregrinos, fronteras y lazos forjaron la identidad de este municipio. Su nombre recuerda el pasado épico y legendario de estas tierras pues hace referencia a Carlomagno. El rey franco se hallaría jugando al ajedrez en este valle cuando escuchó el olifante de Roldán que anunciaba peligro inminente. El destino quiso que éste hallara la muerte en los bosques de Roncesvalles. Según la leyenda, Carlomagno regresó acompañado de miles de doncellas vestidas de soldados consiguiendo que los musulmanes se rindieran a sus pies. Las jóvenes cayeron dormidas en Luzaide/Valcarlos y al despertar, sus lanzas se habían convertido en árboles, dando lugar al "bosque de las lanzas". Los hechos de la batalla de Roncesvalles (778) se relatan en el Cantar de Roldán, un poema épico que grabó el nombre de ambas localidades para siempre.

Otra de las señas de identidad de la localidad es el sello jacobeo. El Camino de Santiago atraviesa el Pirineo por el valle estrecho y abrupto en el que se asienta. La situación fronteriza de Luzaide/Valcarlos junto a sus bosques y regatas ha contribuido decisivamente a su configuración física pero también a la social y cultural y a las relaciones con sus convecinos. El municipio se desarrolla en torno a pequeños barrios distantes entre sí, siendo el centro geográfico y funcional, Elizaldea. Precisamente en él se encuentra la iglesia jacobea de Santiago Apóstol, reconstruida entre los siglos XVIII y XIX tras haber sido destruida la primitiva en la guerra de Convención. Además, el monumento al peregrino del escultor Jorge Oteiza se sitúa en el centro del pueblo y pretende homenajear a todos los peregrinos del "Camino de Europa".

 

 

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